Hebreos 13,4 Buenos días en Hebreos 13,4 dice:"Tened todos en gran honor el matrimonio, y…
¡Valora a tu esposo (a)!
También aplica para las esposas que valoren a sus esposos por lo tanto no nos frustremos tratando de corregir las diferencias que nos alejan de nuestra esposa o esposo, más bien oremos por su vida en todo momento y aprendemos a amar a nuestra esposa, cómo también esposas aprendan a amar a sus esposos, un claro ejemplo lo podemos ver si hemos visto la película «Cuarto de Guerra» dónde la esposa siempre estaba orando por su esposo por la indiferencia de él con ella, nosotros los esposos también debemos hacer lo mismo por nuestra esposa, debemos respetar a nuestra esposa y que ella nos respete cómo esposos. No perdamos un minuto de nuestras vidas, sin demostrarle a nuestras esposas lo mucho que la amamos, y que nuestras esposas hagan lo mismo con nosotros. Esposas y esposos, enamorarse es más que compartir besos, abrazos, caricias, sexo cómo lo manda Dios, es ser sinceros y honestos el uno con el otro, respetarse y amarse con el corazón. Nuestras esposas conocen nuestros defectos, nuestras debilidades, nuestros errores, nuestros gustos, nuestros malos momentos y aún así, siempre están con nosotros en las buenas y en las malas, en la enfermedad y en la salud, en la riqueza y en la pobreza, lo mismo pasa los esposos con sus esposas, en cambio las intrusas e intrusos conocen, muy bien nuestro dinero, nuestros lujos, nuestros espacios de felicidad, nuestra sonrisa, y nuestros bienes materiales, esto también aplica para nosotros los esposos hacia nuestras esposas. ¡Tú decides su esposa o la intrusa! ¡Tú decides su esposo o el intruso! Lo que el esposo espera de la esposa o viceversa, es ser amado o ser amada con pasión, con ternura, que nos apapachen, ser queridos o queridas, que nos den besos, que nos estremecen, que nos den caricias, que nos digan que nos aman, y lo más importante es volver al primer amor cuándo éramos novios, no importa la cantidad de años que tengamos de casados, que esa llamita del amor por más tenue que se encuentre nunca se apague, aquí solamente Cristo lo puede hacer, si Él es el centro de nuestro matrimonio, recordemos que el matrimonio es de tres cordeles: el esposo, Cristo, la esposa y jamás debemos cambiar a Cristo por un intruso o una intrusa, pero lamentablemente hay parejas que pasan los años, y el amor salío volando por la ventana, porque esas tinajas del amor están secas, agrietas, y es aquí que Cristo vuelva a llenar esas tinajas con el mejor, el vino del amor. Recordemos que afuera andan lobos y fieras hambrientos queriendo atrapar y devorar a tu esposa o esposo. Un consejo sabio para valorar a su pareja, apoye la autoridad de su conyuge y no le quite autoridad a su esposa o esposo delante de sus hijos e hijas. Debemos tener una espiritualidad matrimonial por estar orientado a inspirar la vida práctica de los esposos y esposas cristianos. Nosotros los esposos podemos ganarnos el corazón de nuestras esposas, solamente cuándo Cristo haya capturado el suyo o viceversa. Efesios 5,23 «Porque el esposo es cabeza de su esposa, así cómo Cristo es cabeza y salvador de la Iglesia, lo cuál es su cuepo» Efesios 6,22 «Las esposas sean dóciles a sus maridos cómo al Señor» También debería ser «Los esposos sean dóciles a sus esposas» Lo que es bueno para el ganso es buena para la gansa, aquí no se trata de machísmo o feminismo. Efesios 5,33 » Que cada uno ame a su esposa cómo a sí mismo, y que la mujer a su vez respete a su marido» Efesios 6,25 «Maridos amen a sus esposas cómo Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí misma por ella» Mateo 19,6 «Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre» ¡Esposas honren a sus esposos, esposos honren a sus esposas! ¡Valora a tu pareja! Colosenses 3,18-20 «Las esposas sométanse a sus esposos, pues este es su deber cómo creyentes en el Señor, esposos amen a sus esposas y no las traten con aspereza» Someterse significa ponerse a su disposición y no tratarla con aspereza que significa falta de amabilidad. Hay esposas y esposos, yo NO me incluyo, que son injustos que exigen de sus esposas una fidelidad, que ellos mismos violan, se parecen a los generales que huyen cobardemente del enemigo, quienes sin embargo, quieren que sus soldados sostengan el puesto con valor. En todas las citas bíblicas se menciona, amen a su esposo o esposa y en ningún momento no se menciona amen a su intrusa o intruso. Nosotros debemos amar a nuestras esposas y nuestras esposas deben amarnos, tiene que recíproco, si nosotros amamos a nuestras esposas, nos estamos amando a nosotros mismos. Si queremos hacer feliz a nuestra esposa y viceversa, es muy sencillo, hazla reír, respétala, llénala de detalles, cumple tus promesas, ámala todos los días, tengan tiempo para poder compartir cómo pareja y salir juntos, sin los hijos e hijas, aunque sea para comerse un cono en el parque. ¿Cuántas cosas hemos vivido en pareja, verdad? Le hemos dicho a nuestra esposa o nuestro esposo gracias por estar siempre a mi lado. ¡Ser valorado o valorada! A nosotros los esposos, también a las esposas no nos interesa que la intrusa o el intruso nos valoren, pero si nos interesa que nuestras esposas o esposos nos valoren, por que si nuestras esposas nos valoran cómo hombres, y nosotros valoramos a nuestras esposas cómo mujeres también nuestros hijos e hijas sabran valorarlo, todo esto se ha perdido en muchísimos matrimonios. ¡No se valora lo que se tiene, hasta que se pierde! ¡Lucha por tu matrimonio y no te rindas jamás! Amigos y amigas si nosotros los esposos aceptamos nuestros órganos sexuales que pertenecen a nuestras esposas, lo mismo pasa con las esposas hacia nosotros, por eso inclinaríamos nuestra cabeza en señal de humildad al recibir el amor de nuestro conyuge, el amor nos llega sólo de nuestra pareja, y no del intruso o intrusa. Paz y bien para llegar a amar a nuestras esposas y dejarnos amar y que nuestras esposas hagan lo mismo con nosotros, porque hay otros y otras que desearían darnos el cariño y el amor que nosotros no le damos.
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