Rogelio Segura Chen
La soberbia es la arrogancia del verbo, la vanidad de la mirada y no es grandeza sino más bien hinchazón, y lo que está hinchado parece grande, pero no está sano, recordemos dónde hay soberbia, allí habrá ignorancia, más dónde hay humildad, habrá sabiduría. La soberbia es un sentimiento de valoración de uno mismo por encima de los demás, una sobrevaloración que lleva a presumir de las cualidades o ideas propias menospreciando las ajenas. La soberbia en nosotros es un gran obstáculo para que Dios no cumpla su propósito en nuestras vidas, y es uno de los siete pecados capitales, es uno de los peores enemigos que podemos tener, las personas soberbias no pueden evolucionar, no pueden aprender, está ciega en su razón absoluta. La soberbia nunca baja de dónde sube porque siempre cae de dónde subió, ya es hora de hacer un alto a la soberbia, porque Yahweh es excelso y atiende al humilde. La soberbia nos hace sentirnos fuertes, sólo por un instante, un segundo, en cambio la humildad nos hace grandes y fuertes toda una vida. La soberbia crea grandes muros en nosotros con relación a los demás y mata cualquier talento en nosotros. Al soberbio le faltan cosas vitales y le faltan casi todas, por eso sufre vanagloriando sus carencias expuestas cómo si fuesen virtudes. San Agustín decía: «La soberbia no es grandeza, sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano» Nosotros debemos ser siempre humildes y agradecidos, a pesar de los éxitos que podemos tener en la vida, si somos soberbios de que nos vale eso. La vanidad es otra forma de soberbia, de creerse superior, esa soberbia es mutante, tiene miles de caras para manifestarse en nuestras vidas. Si somos soberbios es un gran indicador que tenemos muy baja autoestima, a veces la dejamos crecer por carecer de auto crítica sobre nuestros actos, pensamientos y palabras. Si queremos eleminar definitivamente la soberbia, debemos cubrirla totalmente con el antídoto de la humildad, la soberbia es tal vez una de las formas de expresión más refinada que tiene la estupidez. Hay un viejo refrán que dice: «El oro hace soberbios, y la soberbia necios» La persona soberbia es presumida, presuntuosa, ridícula, vacuo, valentón, vanidosa y vano. Proverbios 11,2 “Cuando llega la soberbia, llega también la deshonra; pero con los humildes está la sabiduría” La soberbia enceguece al hombre y a la mujer, enpodera el ego y anula la humildad. 1 Pedro 5,5 «Revestíos de humildad hacía los demás, porque Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes» Debemos decir “No” a la soberbia porqué así no aprenderemos nada en esta vida si creemos tener la razón todo el tiempo. La persona soberbia tiende muchas veces a justificarse y a excusar sus actos y pensamientos, la mayoría de las veces, aunque le digamos que está equivocado. Fue la señora soberbia la que convirtió a los Ángeles en demonios, para muestra un botón satanás, en cambio la humildad la que hace a los hombres y mujeres cómo Ángeles. La soberbia se adorna con la arrogancia y ignorancia. ¿Soberbio yo? ¡Jamás! ¿Eres soberbio o eres humilde? ¡Dónde hay soberbia, ahí habrá ignorancia, más dónde hay humildad habrá sabiduría! ¡Soberbia no sabe lo que es la humildad, la sencillez y ser modesto! Amigos y amigas si nosotros queremos realmente eliminar y definitivamente la soberbia, debemos cubrirla totalmente con el antídoto de la humildad. Paz y bien para querer vivir en humildad y no en ser soberbio y tratar igual a todos.