Buenos días, Jesús sufre castigo por nuesta falta, nuestro delito, nuestra culpa. Su sufrimiento es por darnos vida, una nueva oportunidad con su ejemplo. Su sangre es poderosa, nos limpia, sana, restaura y purifica. Amén ministeriosanpablo.com
¡Ay de mí si no evangelizara!
I Cor 9:16
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