El rostro, los ojos, la postura dicen la intención del corazón. El malhechor anda encorvado, se tapa la cara, se hace el sordo, si no tiene fuerza, cuando la tenga hará el mal. El hijo de Dios ríe, brilla su rostro, da palabras de bendición, ofrece ayuda no pide, se humilla nones soberbio, es misericordioso. Así eres tú?. Amén
¡Ay de mí si no evangelizara!
I Cor 9:16
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